miércoles, 4 de marzo de 2009

Unidad 1: Última entrega.

d) Estatuto y especificidad de los estudios de la comunicación

La comunicación es un campo (no una disciplina) de estudio dentro de las ciencias sociales que trata de explicar cómo se realizan los intercambios comunicativos y cómo estos intercambios afectan a la sociedad y comunicación. Es decir, investiga el conjunto de principios, conceptos y regularidades que sirven de base al estudio de la comunicación como proceso social. Está en estrecha relación con otras ciencias como la sociología, la antropología y la psicología, de las cuales toma parte de sus contenidos o los integra entre sí. Por lo tanto, el objeto del campo de la comunicación está en constante disputa entre diferentes disciplinas. La sociología reclama como propio el estudio de la comprensión de la realidad social. La psicología reclama el estudio de la conducta de los sujetos (utilizando como técnica el análisis del discurso) y la antropología el análisis de la cultura (técnica de observación participante). Por lo tanto, los estudios comunicacionales, al no poseer una disciplina, se posicionan y entrecruzan en diferentes disciplinas (multidisciplinariedad que fusiona saberes de las ciencias sociales, las humanidades, las tecnologías, etc.)

No hay una solo objeto llamado Comunicación, lo que hay son diferentes objetos construidos por diferentes teorías a los que podemos llamar comunicación, y todos ellos serán tratados metodológicamente y a través de diversas técnicas según sean los interrogantes que se han formulado.
Una disciplina se define cuando forma parte de una estructura teorética. Los estudios sobre la comunicación suelen adoptar teorías de otras ciencias sociales. Este exceso de multidisciplinariedad presenta serias dificultades a la hora de construir un perfil autónomo del campo. Sin embargo, los estudios comunicacionales, a pesar de sus múltiples y ajenos enfoques teóricos y metodológicos (cuantitativos o cualitativos), siempre se encuentran dentro de su campo, el de los procesos relacionales que se dan a partir de un universo simbólico, ya que lo específico de la comunicación es la producción de sentido.

e) La investigación comunicacional y la intervención profesional.

Para entender esta diferencia hay que partir del punto en que a la Investigación Comunicacional (IC) la realizan los científicos, mientras que a la Intervención Profesional (IP) la realizan los profesionales. La IC parte de un problema de conocimiento y su objeto o producto es la generación de conocimiento científico a partir de una definida combinación entre componentes teóricos y componentes empíricos. La IP abarca problemas prácticos que no se resuelven mediante la obtención de un saber nuevo, sino mediante la implementación de algún tipo de acción.
La IC constituirá el método que los integrantes de las comunidades científicas emplean para cerrar brechas que se abren en sus sistemas de creencias, como resultado de la aplicación de ese mismo método.

El conocimiento científico se diferencia de la IP en 3 grandes dimensiones:
Por el objeto: como punto de partida y producto de la investigación. Éste incluye teorías e hipótesis encargadas de explicar los hechos y las pruebas empíricas que se aportan durante el proceso.
Por las acciones: orientadas hacia el logro del objeto, o sea, la investigación científica misma; esto incluye tanto las acciones que se rigen por los procedimientos destinados a descubrir conocimientos de hechos o de normas, que aún no se poseen, cuanto a las que se rigen por procedimientos destinados a validar conocimientos de hechos para teorías que ya poseen.
Por los medios de investigación: o las condiciones de realización de las que el sujeto investigador puede disponer en el curso de la investigación, este incluye tanto los medios técnicos como las normas y los contextos institucionales.

Para que una IP se convierta en una IC debe contemplar, junto con la producción de conocimiento fáctico relevante, un elemento de universalización y de demostración. Es decir, debe producir el conocimiento de un objeto en sus aspectos no meramente circunstanciales, sino generales y, por cuanto a la aspiración de valer en el dominio público, exige que se someta a los criterios normativos mediante los que una comunidad científica dada legitima la circulación de conocimientos y la estabilidad de sus creencias básicas. Sin embargo, las prácticas profesionales no están sometidas a este doble imperativo de la universalización y la validación de sus conclusiones cognoscitivas: les basta con alcanzar una adecuada eficacia local, particular, lograda en los marcos del problema práctico que intenta resolver y un tolerable respeto a las normas éticas y técnicas que rigen el campo de la incumbencia profesional.

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